El 22 de julio de 1974 se estrenó el capítulo no. 56 del Chavo del 8. El argumento del episodio era simple y maravilloso, El Chavo emprendía su propio negocio de aguas frescas, pero como era de esperarse las cosas no se quedarían así de sencillas, El Chavo llevaría el arte de hacer aguas frescas al límite y haría de este negocio un chiste clásico de toda una generación.
Hubo una parte en el proceso del diseño conceptual de Chanfle y Recontrachanfle en el que había que plasmar pedazos y momentos icónicos de las series de Roberto Gomez “Chespirito” de forma física en el lugar.
La gente necesitaba poder tocar, oler, escuchar y comerse a pedazos la serie, de todos estos momentos a plasmar, había algunos muy evidentes y faciles de realizar como las Tortas de Jamón o los Churros de Doña Florinda. Pero hubo otros que era muy evidente que tenían que estar y el reto era encontrar la manera de hacerlos y de convertirlos en una gran experiencia para los visitantes.
Las aguas frescas del Chavo tenían que ser parte del menú de bebidas de Chanfle, no había duda, pero ¿cómo hacer un agua que es de limón, sabe a tamarindo pero parece de jamaica?
El equipo de Chanfle estuvo buscando las recetas ideales para las aguas durante varios meses, fue un ir y venir de ideas, pruebas y mezclas hasta que por fin se logró obtener el sabor, el olor y el color perfecto de las tres aguas frescas del Chavo.
Ahora estas son un clásico dentro del menú de Chanfle y Recontrachanfle, uno de esos productos que no te puedes perder en cada visita.
Y por si todavía tenían la duda no, no hay piña.
Era algo confuso en mi niñez pero como me asia reir